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Herbarium. Plantas mexicanas del alma*

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Herbarium. Plantas
mexicanas del alma*

Alfredo López Austin
**Fotografías de Patricia Lagarde
ueden decirnos los químicos cuáles son los componentes de una planta medicinal que cure el alma? Un buen químico se calzaría las gafas y formularía pausadamente el siguiente enunciado: 1. Una sustancia básica tan absorbente como para recibir virtudes; 2. Un doliente; 3. Un alma herida por el golpe del rayo, por la envidia, por los dientes helados de un ser invisible, por el robo o —lo que es muy triste y muy posible— por el desbordamiento de su propio impulso; 4. Un hombre sano —si lo hubiere—, aunque sólo como punto de referencia; 5. Un tiempo entonces que resulte en hoy, y un hoy que deba buscar su razón en el entonces; 6. Un grupo de dioses que en el amanecer del mundo se hubiese encargado de acomodar los pares —específicamente los de enfermedad-remedio— para que las cosas existieran por su recíproco apoyo; 7. Una virtud; 8. La firme creencia en las virtudes; 9. Un certificado oficial de salud, deletreado con luces y música tenues; 10. Un alma compañera con la cual se anhele la salud perdida o por la cual se hubiese perdido la salud del alma; etcétera (pues el químico tendría, sin duda, mucho más que mostrarnos). Las fotografías de Patricia son componentes que pertenecen a la clase listada en el apartado 9.

Los textos y fotografías que aparecen en esta sección pertenecen al libro Herbarium. Plantas mexicanas del alma, fotografías de Patricia Lagarde, textos de Salvador Elizondo, Xavier Lozoya y Alfredo López Austin, de próxima aparición coeditado por Artes de México/cnca/fonca/UAM.




PÉYOTL

(Lophophora williamsii)

Peyote

Hay otra yerba, como turmas de tierra, que se llama péyotl, es blanca, hácese hacia la parte del norte. Los que la comen o beben ven visiones espantosas, o de risas, dura este emborrachamiento dos o tres días, y después se quita. Es como un manjar de los chichimecas, que los mantiene y da ánimo para pelear y no tener miedo, ni sed, ni hambre, y dicen que los guarda de todo peligro.





MACPALXÓCHITL

(Chiranthodendron pentadactylon)

Flor de manita

También hay unos árboles en las florestas que se llaman mapilxóchitl, en que se hacen unas flores que son a manera de mano con sus dedos, quiere decir flores dedos, tiene las hojas gruesas y muy espesas; también este árbol se llama macpalxóchitl, porque sus flores son como la palma de la mano con sus dedos, [y] toma nombre de la palma y de los dedos.





TLÁPATL

(Datura stramonium)

Yerba del diablo

Hay otra yerba que se llama tlápatl. Es como mata. Cría unas cabezuelas con espinas, como limones. Tiene la cáscara verde. Tiene las hojas anchuelas, las flores blancas; tiene la semilla negra y hedionda, y quita la gana de comer a los que la comen. Y emborrachan y enloquecen perpetuamente. Esta semilla es buena contra la gota, untando con ella dondestá el dolor. El olor della también es dañoso como la misma semilla.





TEPOZÁN

(Buddleia americana)

Salvia real

Es un gran árbol. Sus hojas son pequeñas, muy anchas, muy grandes. Por encima son verdes y por abajo de color de cal, y son vellosas, algo apestosas a yerba. Con ellas se tiñen los niñitos o los hombres ya ancianos cuando en sus cabezas se coloca el calor.





TLILPOTONQUI

(Eryngium comosum)

Yerba del sapo

Es una yerba. Inmediatamente de la superficie de la tierra le salen hojas. Es semejante a un magueyito; así están sus hojas. Sus hojas son verdes, bien de un jeme de largo, arpadas en los bordes. Sus flores son verdes, están puestas como frutillas, redondillas. Y su raíz es muy delgadita, negra por encima y en su interior amarilla. Sus hojas, su raíz son gustosas. Se muelen juntas. Le son útiles al que tiene colocada en él una gran calentura, como la calentura blanca.





YIAUHTLI

(Tagetes lucida)

Yerba de San Miguel Pericón

Es pequeñito, como la tepecempoalxóchitl. Bebe su agua el que tiene calenturas con frío, intermitente. Se desmenuza en agua. Con él se sahuma a la gente y con él la gente es lavada. Si a alguno le truena un rayo o se hace malvado, arde junto a él. Con ella algo se alivia.•





**Patricia Lagarde (ciudad de México, 1961) se dedica a la fotografía desde hace más de 10 años. Ha realizado exposiciones tanto en México como en el extranjero, en espacios y galerías como The Gallery (ciudad de México), Emma Molina (Monterrey), C. Lowicka (Varsovia), Occurrence (Montreal), entre otras. Ha publicado en Luna córnea, además de dos libros: No en el aire... en el instante y Desierto. Para publicar Herbarium recibió la Beca de apoyo a proyectos y coinversiones del fonca, con la participación de Artes de México y la UAM.

* Los textos que acompañan a las fotografías están tomados de Fray Bernardino de Sahagún y sus informantes, Historia general de las cosas de Nueva España, introducción, paleografía, glosario y notas de Alfredo López Austin y Josefina García Quintana, México, cnca/Patria, 2 vols., 1989 (Cien de México), 468 y 460 pp.

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