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Maitreyi. La noche bengalí / Mircea. Una historia de amor

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Mircea Eliade / Maitreyi Devi
Una historia de amor, o no, contada por dos personas diferentes, separando el tiempo ambas narraciones. Un juego bipolar de espejos que es la historia de un amor imposible, o quizá, simplemente, de un malentendido.
por María Castro
EXISTE UNA FALACIA a la que todos nos aferramos con la misma inconsistencia con la que vivimos tratando de olvidar la inevitabilidad de nuestra muerte; la de considerar que los hechos objetivos existen por sí mismos, al margen de la interpretación que cada uno de nosotros haga de los mismos y que,por tanto, cualquier historia vivida por dos personas es en esencia la misma historia, con las pequeñas alteraciones producidas por el cambio de punto de vista. Es inútil que nuestra experiencia nos dé indicios de lo contrario, con tozuda insistencia nos empeñamos en que las versiones disímiles concuerden y cuando no es así encaminamos nuestro esfuerzo a descubrir la Verdad que se oculta tras las discrepancias. Pero la verdad es escurridiza y a poco que profundicemos nos damos cuenta de cuan diferente puede ser el recuerdo que dos personas guardan de los mismos hechos.
Así, toda historia de amor imposible es, en cierta forma, la historia de un malentendido. Cuando el amor se realiza, cuando los amantes tienen tiempo para ir ajustando sus respectivas fantasías, sus vivencias, sus percepciones, inevitablemente van construyendo juntos el relato de su amor, un relato que se va ampliando y enriqueciendo y en el que cada uno pierde un poco de su propia perspectiva para adoptar la del otro.
Los amores irrealizables, sin embargo, suelen arrastrarlo todo con la fuerza de su pasión, de la culpa, del anhelo insatisfecho. No dan cabida a la serenidad, al remansamiento, no permiten el sosiego necesario para el conocimiento del otro y, generalmente, cuando el sosiego llega, ya se han perdido las claves para su interpretación. Se produce así una paradoja: quedan impresos con fuerza en la mente de los que lo viven, pero, precisamente porque deben conformarse con subsistir sólo en la mente, pierden una parte importante de su realidad, se agrandan o empequeñecen , aparecen y desaparecen, se mitifican o se desprecian y, en definitiva, se convierten en una fantasía. Por supuesto en una fantasía diferente para cada uno de los implicados.
A este abismo de incomprensión asistimos con la lectura de estos dos libros, cuya composición está separada por cuarenta años, por la diferencia de sexos, de etnia, de cultura...
En 1930 un ingeniero francés recién llegado a Calcuta, justo en la época en la que las revueltas que llevarán a la independencia de la India están en pleno apogeo, es invitado por su patrón a vivir en su propia casa. Hasta el momento el joven sólo ha obtenido un conocimiento parcial del país en el que se encuentra, se ha relacionado fundamentalmente con angloindios que desprecian la forma de vida y la cultura de los "nativos". En casa de su jefe accederá por vez primera a la vida cotidiana de una familia de la casta superior, se sentirá atraído irremediablemente por el hinduísmo y se enamorará perdidamente de Maitreyi, la hija mayor de su anfitrión. Su amor será correspondido y ambos vivirán un idilio destinado a un final trágico: delatados por la hermana pequeña de Maitreyi, la familia expulsa al huésped de su hogar, privándole de cualquier contacto posterior con su hija.
El ingeniero que narra la historia es Mircea Eliade que utiliza este drama personal para componer una novela que le reportará éxito y fama inmediata, ya que tiene todos los ingredientes necesarios para ello: exotismo, pasión, sexo y un amor imposible que termina en tragedia.
Cuarenta años más tarde Maitreyi, ya casada, con hijos y nietos, tiene acceso a la novela. Su lectura le indigna por lo que ella considera una falta de respeto: la novela no sólo saca a la luz un acontecimiento secreto y vergonzoso para ella, sino que falsea totalmente los hechos, presentando como autobiográfica una historia que es en gran parte inventada. Maitreyi siente la necesidad de escribir su propia versión, pero, al hacerlo, revive un episodio de su juventud que ha tratado con éxito de enterrar en lo más profundo y que al recordarlo provoca un auténtico cataclismo en su vida actual.
¿Dónde están las discrepancias entre ambas versiones? Prácticamente discrepan en todo. Eliade narra una historia de encuentros sexuales secretos, que son al mismo tiempo una vía de iniciación en una cultura, en una lengua, en una religión que marcará su vida para siempre. Maitreyi niega tajantemente el sexo y evidencia que la mayor parte de las interpretaciones que Eliade hacía de sus creencias, de sus costumbres, de su cultura, estaban absolutamente erradas. Eliade utiliza la experiencia como una leyenda sobre la que basar su vida, casi como un trampolín desde el que saltar hacia delante. Maitreyi la entierra en lo más profundo, la oculta incluso ante sí misma. Para el primero se acaba convirtiendo en una fantasía que no tiene ningún interés en confrontar con la realidad. Para la segunda supone una auténtica revolución interior que la obliga a replantearse su vida y a iniciar una búsqueda personal de respuestas.
¿En qué coinciden? En la intensidad absoluta del amor y de la pasión que ambos vivieron, en la desolación que sintieron al ser obligados a separarse. ¿Dónde está la verdad?, se pregunta el lector. ¿En los tórridos encuentros sexuales con una muchacha virgen pero dotada por su educación de una sabiduría extraordinaria en el arte de amar? ¿O en el casto y puro amor que casi produce desmayos debido a la intensidad de una mirada, de un roce casual, de un beso depositado suavemente en la muñeca? ¿En el orgullo despechado de alguien al que se consideró indigno por su raza para desposarse con la hija de un brahmín? ¿O en la resignación de una joven que supo desde el principio que en su cultura, en su educación, en su mundo, no existía sitio para una unión semejante?
Lo cierto es que desde la perspectiva del lector la verdad es lo de menos. La posibilidad de asistir a dos formas de narrar tan diferentes, a dos concepciones del mundo, a dos formas opuestas de enfrentarse a la realidad, es realmente apasionante. Quizás la versión de Maitreyi tenga mayor interés por varias razones: por lo que supone de indagación personal sobre el propio pasado, por la capacidad de ponerse en duda a sí misma que muestra la autora, por la forma de enfrentarse a ese pasado, por el coraje al confrontarlo con el presente... Digamos que la versión de Mircea es claramente una novela de amor imposible vivida por alguien muy joven que encuentra cierto consuelo para su drama personal precisamente en la conciencia de estar protagonizando un clásico... La versión de Maitreyi es la de una mujer de edad avanzada que revive y analiza un episodio de su pasado para el que ya no busca consuelo sino razón.
La constatación de la profunda incomprensión que en realidad los separaba y de la poca importancia que eso tenía en la intensidad del amor que sentían el uno por el otro es una auténtica revelación acerca de la verdadera naturaleza del amor... ¿Serán los amores imposibles la única forma verdaderamente incontaminada de amor?
Sería injusto de todas formas centrar todo el interés de las novelas en la historia de amor que sirve de hilo conductor y de puente entre ambas, ya que cada una de ellas posee por sí misma razones suficientes para una lectura independiente y francamente recomendable.

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