Doctor en Sociología por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, Francia.
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Los
estudios sobre lo religioso en México. Hacia un estado de la cuestión
(Resumen)
El presente artículo presenta los antecedentes y el desarrollo
de los estudios que analizan los fenómenos religiosos en México. Con el fin
de presentar una visión general del desarrollo de este tipo de trabajos, este
papel está dividido en tres secciones. En la primera de ellas se hace una
presentación de las disciplinas que abordan el estudio de lo religioso. La
segunda presenta una cronología de su desarrollo hasta finales de la década
de los setenta del siglo pasado. Finalmente, la tercera sección se ocupa de
los trabajos que sobre lo religioso se han publicado en México a partir de
la década de los ochenta.
Palabras clave: ciencias sociales, iglesia católica, geografía, méxico,
movimientos religiosos, religión, sociología
This paper deals with the antecedents and the development of religius
studies in Mexico. Aiming to present a general vision of this kind of works,
this article is divided in three sections. The first one presents the social
disciplines that are dedicated to the study of religious facts. The second
one, exposes a chronology of the religious studies development, this chronology
goes until the end of the seventys. Finally, the third section attends the
religious investigations published in Mexico since the eightys.
Key words: social sciences, catholic church,
geography, mexico, religious movements, religion, sociology
La pérdida del lugar central de la religión como elemento estructurador
de la vida social parecía ser una constante en el mundo occidental. Sin embargo,
en las últimas décadas hemos asistido a un retorno de lo religioso
o mejor dicho a una recomposición de lo religioso como
integrante esencial de fenómenos sociales y políticos.
En la América Latina esa recomposición de lo religioso está
representada principalmente por una pluralización, donde la Iglesia Católica
ha perdido su situación casi monopólica. En ese contexto, es notorio el avance
de los grupos protestantes de nuevo cuño, la revitalización de religiones
indígenas ancestrales, las expresiones de religiosidad presentes en ambientes
no convencionales, el surgimiento de nuevos movimientos religiosos, la disolución
del núcleo fuerte del laicismo (Parker, 1994) y del anteclericalismo criollo,
el cual se manifiesta en el reconocimiento y respeto de lo religioso aún en
uno de los Estados más laicistas del continente como lo es México.
La consideración de México como uno de los países más laicistas
del continente puede ser interpretada como una paradoja, si se toma en cuenta
que en él, la religión, en general, y la religión católica en particular,
siempre ha desempeñado un papel central en la vida nacional.
De hecho, no es exagerado decir que el catolicismo de origen
español, que llegó con la conquista, modeló la sociedad durante más de cuatro
siglos y que su influencia se extiende hasta nuestros días. En el contexto
mexicano, la religiosidad sigue siendo evidente, a pesar de un proceso de
secularización institucional[1] impulsado por el Estado a partir de
la segunda mitad del siglo XIX.
Ese proceso de secularización, cobró mayor fuerza en el contexto
urbano entre los sectores medios ilustrados. En el medio rural, su avance
fue mucho menos importante, sobre todo en las comunidades indígenas, donde
aún puede hablarse de la centralidad de lo religioso a un grado tal que algunos
autores sostienen la existencia de una religiosidad englobante[2].
Sin embargo, en la actualidad, el monopolio religioso del catolicismo
ha desaparecido, o por lo menos experimenta un innegable retroceso, dando
lugar a un proceso de recomposición de lo religioso que se expresa en la
creciente diversidad religiosa y en las diferentes posiciones que existen
en el seno de la Iglesia Católica.
En ese sentido, la renovada participación de la jerarquía de
la Iglesia Católica en la vida pública mexicana y la actuación de sectores
de esa misma iglesia en procesos de organización popular son ejemplos de esa
recomposición. Por otro lado, asistimos a un acelerado crecimiento de las
iglesias protestantes y a la aparición, aunque incipiente, de los llamados
nuevos movimientos religiosos. Los cuales se caracterizan por tener una gran
variedad de formas de expresar la religiosidad y por la escasa o nula institucionalización
de esas mismas expresiones.
Tomando en cuenta este contexto, el presente artículo presenta
los antecedentes y el desarrollo de los estudios que analizan los fenómenos
religiosos en México. Con el fin de presentar una visión general del desarrollo
de este tipo de trabajos, este papel está dividido en tres secciones. En la
primera de ellas se hace una presentación de las disciplinas que abordan el
estudio de lo religioso. La segunda presenta una cronología de su desarrollo
hasta finales de la década de los setenta del siglo pasado. Finalmente, la
tercera sección se ocupa de los trabajos que sobre lo religioso se han publicado
en México a partir de la década de los ochenta.
Los estudios sobre lo religioso en México
Dentro del contexto mexicano, a pesar de que no puede entenderse
a la sociedad mexicana sin tomar en cuenta su dimensión religiosa es notorio
el número relativamente escaso de investigaciones dedicadas a la problemática
de lo religioso.
De acuerdo a Roberto Blancarte (1992) es posible identificar
tres de las causas principales de esta situación. En primer lugar, destaca
la posición oficialmente anticlerical del Estado mexicano durante la mayor
parte del siglo XX, la cual contribuyó a crear una situación donde no era
concebible brindar apoyo a centros de investigación que estuvieran enfocados
a la teología o al estudio de la religión.
En segundo lugar, la adhesión inconsciente por parte de los
científicos sociales a las tesis secularistas que establecían una relación
estrecha entre urbanización e industrialización con la disminución progresiva
de la práctica religiosa y el fervor popular. Situación que fomentó el desinterés
por una problemática que se creía en vías de desaparición.
En tercer y último lugar, debe anotarse un marcado y mayoritario
tradicionalismo dentro de la Jerarquía de la Iglesia Católica, el cual, propicio
un rechazo al fomento de la investigación social dentro de sus filas, con
el objetivo de evitar el cuestionamiento de su actuación.
Por otro lado, otro aspecto a destacar, es el
hecho de que el análisis de la cuestión religiosa ha estado limitado sobre
todo a estudios antropológicos y a una visión que destaca el exotismo de sus
prácticas, pero, existen pocas tentativas de abordar esa cuestión desde otros
puntos de vista teóricos y metodológicos[3].
A propósito de los estudios antropológicos, conviene notar
que el Estado mexicano favoreció el desarrollo de la antropología, en la medida
en que esta disciplina podía proveerlo de elementos que le ayudaran en la
búsqueda de una identidad nacional. Además, la existencia de un gran número
de etnias indígenas, el hecho de que la población perteneciente a ellas, sea
aproximadamente el 10 por ciento de la población total del país, y las peculiaridades
de sus usos y costumbres son elementos, que contribuyen a explicar que un
porcentaje significativo de los trabajos relacionados con la cuestión religiosa
son de corte antropológico y etnográfico, enfocados, sobre todo, a analizar
las practicas religiosas de los pueblos indígenas y en ellos destaca la descripción
detallada de las prácticas y de los rituales.
En
lo que concierne a los trabajos históricos sobre la religión, conviene aclarar que en América
Latina, México incluido, el predominio de la Iglesia católica, fue tan intenso
que hasta el siglo XIX, no se conoce otra historia del cristianismo que la
del catolicismo romano. Esa situación empieza a cambiar, cuando las iglesias
protestantes, que habían sido políticamente excluidas, arriban al territorio
latinoamericano. Ese arribo se lleva a cabo a partir de 1821, para el caso
mexicano, pero su influencia no comienza a crecer sino hasta entrado el siglo
XX.
En cuanto a los trabajos de tipo sociológico, un aspecto que
debe subrayarse es la posibilidad de encontrar artículos relacionados con
el tema a partir de la década de los treinta, pero su desarrollo real debe
situarse en la década de los sesenta, con la utilización de categorías sociológicas
por sectores de la Iglesia católica considerados como progresistas, en sus
análisis de la realidad cotidiana.
En ese sentido, puede decirse que en México existió una
Sociología religiosa o pastoralista que si bien nunca tuvo una adscripción
tan bien definida, ni adquirió una importancia similar a la que obtuvo en
los Estados Unidos, donde pastores protestantes tomaron parte activa en el
nacimiento de la sociología general (Fukuyama, 1963, p.739-756), o en Francia,
donde investigadores surgidos de las filas de la Iglesia católica fundaron
el Grupo de Sociología de las Religiones dentro del Consejo Nacional de la
Investigación Científica (CNRS), lo cierto es que su existencia contribuyó
al desarrollo de la sociología mexicana
Finalmente, en lo que corresponde a los estudios geográficos
sobre lo religioso, debe decirse que en el contexto académico mexicano refleja
el escaso interés que despierta este tema entre los geógrafos, a pesar de
que su disciplina tenga como uno de sus objetivos el análisis de la distribución
espacial de los fenómenos humanos[4]. Esta situación no es exclusiva de un
país como México y no sería aventurarse demasiado si se sostiene que el análisis
de lo religioso es uno de los temas olvidados de la geografía humana[5].
Antecedentes en el estudio de lo religioso.
Desde los primeros textos hasta finales de la década de los setenta
Con base en trabajos de Roberto Blancarte (1992), Rodolfo
Casillas (1996) y Cristián Parker
Gumucio (1994b) puede afirmarse que en México el desarrollo de la investigación
sobre la religión fue muy restringido hasta finales de la década de los setenta.
Asimismo, conviene notar que, al igual de lo sucedido en la
mayor parte del mundo occidental, la antropología, la historia y la sociología
se han abocado desde sus inicios a analizar la problemática de lo religioso
desde sus perspectivas particulares.
Sin embargo, en el contexto mexicano debe destacarse la necesidad
que tuvo el Estado de favorecer un sentimiento de identidad nacional, basado,
significativamente, en una identificación con el pasado indígena, permiten
comprender que los análisis antropológicos e históricos tuvieron un mayor
desarrollo que los de corte sociológico, histórico o geográfico.
En ese sentido, quiero apuntar que solo a partir de la aparición
de la Revista Mexicana de Sociología, se comienzan a publicar textos
dedicados a analizar aspectos relacionados con la religión.
El primero de esos artículos fue "Religión y economía en el
pensamiento sociológico de Max Weber"escrito por René Barragán y publicado
en 1939; Veinte años después, en 1959 aparece " Religión e
ideal en el pensamiento de Durkheim " de Alain Birou; y al año siguiente,
lo hace " La mentalidad religiosa y su evolución en las ciudades "
de François Houtart.
En la década de los sesenta tienen lugar dos eventos que marcan
la investigación mexicana sobre lo religioso. El primero de ellos es la fundación
en Cuernavaca Morelos del Centro Intercultural de Documentación[6],
dirigido por el sacerdote austríaco Ivan Illich en 1960. Dicha institución
incluyó como una de sus metas, estudiar la función de las ideologías en los
procesos sociales de Latinoamérica (Méndez Arceo, 1985) y tuvo el mérito de
empezar a recopilar en forma sistemática la documentación existente sobre
el tema de la religión (CIDOC, 1971).
Este centro existió durante 14 años, de 1957 a 1971, publicó
varios catálogos de adquisiciones sobre trabajos que tenían por tema la renovación
de la Iglesia católica, un boletín quincenal, un Repertorio bibliográfico
para el estudio de las iglesias en la sociedad de América Latina (CIDOC
1971), documentación referente a alternativas educativas (1971-1972), y obras
como The
formation of the missionary as technical assistant,(Center of Intercultural Formation
, s/f).
El segundo evento es la celebración de la II Conferencia General
del Episcopado Latinoamericano en Medellín, y sus consecuencias, entre las
cuales destaca, para el tema que nos interesa, la utilización de análisis
sociopolíticos para analizar la realidad de las Iglesia católica. Con ello
nace en México, una versión propia de lo que en otros lugares se conoce como
sociología religiosa o pastoral, la cual, tiene una repercusión importante
para el desarrollo de la sociología en general.
Esta consideración está basada en el hecho de que autores cuya
posición ideológica estaba plenamente identificada con la Iglesia católica,
hayan sido los pioneros del análisis de lo religioso en México. Abundando
al respecto, Alberto Methol Ferré apunta que la teología de la liberación
no solamente adopta temas desarrollados por lo que se conoce como la sociología
comprometida, en especial la noción de " dependencia " y la lucha por la liberación de los oprimidos,
sino que teologiza esa ciencia al reinterpretarla en el lenguaje de la fe.
Aunque no debe olvidarse que entre la investigación teológica y la investigación
sociológica, hay más una traslación de temas, que un ensemble orgánico (Methol
Ferré, 1974, p. 438).
También en la década de los sesenta, pero en el ámbito editorial,
conviene destacar la fundación en Puerto Rico de la revista Cristianismo
y Sociedad, la cual ha sido un punto clave de encuentro para la sociología
de la religión latinoamericana.
Durante la década siguiente, el desarrollo de los estudios
sobre lo religioso sufre un cierto estancamiento en su primer lustro. En este
contexto, la sociología religiosa constituye la única disciplina que se desarrolla
a un ritmo continuo, dando como resultado que la mayor parte de los escritos
publicados durante esta década hayan sido publicados por religiosos o por
laicos cercanos a la Iglesia. Dos excepciones a esa situación son, en primer
lugar, la publicación en la Revista Mexicana de Sociología de una extensa
bibliografía sobre la iglesia y el cambio social en América latina, de la
autoría de Luis Olivos y Oscar Delgado (1970). En segundo, lugar, está la
publicación de "La Iglesia católica en México, del Vaticano II a la CELAM III (1965-1979)",
escrito por Martín de la Rosa.
Es partir de parte 1972 con la publicación, por parte de la
Universidad Iberoamericana, del trabajo de tesis de Manuel González Ramírez
titulado Aportes a la sociología de la religión que se inician este tipo de publicaciones, pero
es sobre todo a partir de 1976, cuando surgen trabajos, redactados en su mayoría
por sacerdotes o religiosos, que abordan el nuevo tema de estudios que es
la teología de la liberación. Estos trabajos son Aportaciones para la historia
de la Iglesia en México a partir de 1956, de Jesús García (1976);
Cruz y resurrección : presencia y anunciación de una Iglesia nueva,
donde participa Miguel Concha (1978) , y De Medellín a Puebla : una
década de sangre y esperanza 1968-1979, de Enrique Dussell (1979). Todos
estos trabajos, pueden ser considerados como parte del desarrollo de la una
sociología religiosa mexicana en la medida en que son de la autoría de personas
ligadas a la Iglesia católica.
Según señala Rodolfo Casillas, es a partir del comienzo
de los años ochenta que el desarrollo de la investigación sobre lo religioso,
toma un mayor impulso. En esta década la pluralidad religiosa y el estudio
de la génesis, implicaciones y consecuencias de la pluralidad religiosa, se
convierten en un campo específico de estudio y los trabajos cuyo tema principal
es lo religioso se multiplican, a un grado tal que aparece una publicación
relacionada con el tema casi cada año.
Es el mismo Casillas, quien explica que el estudio de la pluralidad
religiosa en México tuvo un inicio prejuiciado ya que fue a partir de una
demanda de expulsión del Instituto Lingüístico de Verano[7] realizada
en 1979, por el Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales, que la discusión
sobre cuestiones religiosas creció hasta alcanzar niveles universitarios,
gubernamentales, partidarios, sociales y cristianos (Casillas, 1976, p. 70).
Desgraciadamente, esa discusión no ayudó a enriquecer el debate
en torno a las cuestiones religiosas y más bien se enfocó a la descalificación
de los movimientos religiosos cristianos no católicos con el argumento de
que eran un instrumento de penetración del imperialismo norteamericano.
La falta de explicación de las razones internas que estimulaban
la conversión, dio lugar a una larga serie de explicaciones simplistas que
atribuían a causas externas y ese proceso de cambio y durante algunos años
se publicó un número significativo de trabajos, escritos ya sea por sacerdotes
católicos o bien por académicos, los cuales se enfocaron a descalificar la
actuación de los grupos cristianos no católicos[8]. Paradójicamente,
esa situación tuvo la virtud de interesar al Estado Mexicano en la problemática
religiosa y, ese interés se tradujo, unos años después, en el financiamiento
de tres estudios destinados a analizarla.
Evolución de los estudios sobre lo religioso a partir de 1980
En el ámbito editorial, la década de los ochenta comienza con
la publicación, por parte la editorial del Fondo de Cultura Económico, de
una traducción del libro Sociology of Religion compilado por Roland
Robertson (1980). Esta obra fue traducida
con diez años de retraso, contiene artículos de Berger, Durkheim, Geertz,
Marx, Lukmann, Troeltsch, Worsley, Weber, Wilson, y representa uno de los
primeros esfuerzos editoriales por difundir fuera de los círculos académicos
especializados a estos exponentes básicos en el estudio de lo religioso.
Un año después, en 1981, aparece un trabajo de un centenar
de páginas, que se convertirá en una referencia importante en la materia.
Se trata del trabajo de Patricia Arias, Alfonso Castillo y Cecilia López,
Radiografía de la Iglesia en México, (1970-1978) y en él, se aborda
el rol social de la Iglesia católica en situaciones de conflicto.
Ese mismo año, aparece un número extraordinario de la Revista
Mexicana de Sociología, que constituye el único volumen de esta publicación,
dedicado íntegramente a analizar la problemática religiosa.
Dos años después, a finales de 1983, tiene lugar otro evento
importante en la evolución de los estudios sobre lo religioso en México. Se
trata de la realización del Simposio Religión y política en México y Estados
Unidos, organizado por el Centro México-Estados Unidos de la Universidad
de California en San Diego, la Universidad Autónoma Metropolitana y la Universidad
Nacional Autónoma de México.
La intención manifiesta de ese simposio fue presentar una visión
de conjunto de la problemática religiosa que existía en ese momento en México.
La mayor parte de las ponencias presentadas, fueron recopiladas en el libro
Religión y política en México, que fue coordinado por Charles A. Reilly
y Martín de la Rosa y publicado en 1985. Este libro contiene artículos de
desigual valía pero, sin duda constituye un hito importante en el desarrollo
de los estudios sobre lo religioso en México.
También en 1983, la Comisión de Estudios de la Iglesia en Latinoamérica
publica Hacia una Historia Mínima de la Iglesia en México, bajo la
coordinación de Alicia Puente Luterroth. Este trabajo es una obra heterogénea,
que en primera instancia podría ser clasificada dentro de los trabajos de
línea pastoral. Empero, la participación de analistas "laicos" como Rodolfo
Casillas, Luis Guzmán y Marthalena Negrete, le dan una orientación más académica.
Tres años después, es publicado dentro de la colección Biblioteca
México: Actualidad y perspectivas de la editorial Siglo XXI, el libro
La participación de los cristianos en el proceso popular de liberación
en México (1968-1983) coordinado por Miguel Concha Malo, Oscar
González Gari, Lino Salas y Jean Pierre Bastian. Esta publicación representa,
según los propios coordinadores, un análisis sociopolítico y teológico de
las iglesias cristianas, especialmente de la Iglesia católica, inscrito dentro
del estudio científico de los movimientos sociales en México.
En 1987, el Estado mexicano decide apoyar estudios empíricos
que le suministraran elementos de juicio sobre las actividades sociorreligiosas
de los grupos cristianos no católicos. Las instituciones encargadas de los
proyectos fueron: el Consejo Nacional de Población (CONAFE), el Colegio de
la Frontera Norte y el Centro de Investigación y Estudios en Ciencias Sociales
(CIESAS).
El trabajo del CONAFE se realiza en 1987; se trata de una "Encuesta
sobre penetración de grupos religiosos en comunidades con cursos comunitarios"
la cual, se llevó a cabo en 20 estados del país. Para este trabajo se utiliza
una clasificación confesional que identificaba: católicos, protestantes históricos,
protestantes sabáticos, otras religiones y sin religión (Casillas, p. 75-76). Entre los resultados destaca
un panorama general sobre el grado de difusión de las asociaciones pentecostales
y paracristianas, quienes en los sitios de la muestra, habían desplazado a
las iglesias protestantes históricas.
Ese mismo año de 1987 y con duración de dos años, el Colegio
de la Frontera Norte realiza estudios sociográficos en cinco ciudades del
norte de México, con el objetivo de elaborar un inventario de organizaciones
protestantes en esa región del país. Ese recapitulación, pretendió contabilizar
y clasificar las asociaciones religiosas, levantar un registro de las actividades
que realizaban los sectores sociales en los que actuaban, la nacionalidad
de sus ministros, el origen de sus recursos y materiales, su antigüedad y
ramificaciones.
En 1989 tiene lugar la publicación, de un conjunto de trabajos
del proyecto "Religión y sociedad en el sureste de México" coordinado por
Gilberto Giménez, y publicado por el CIESAS en coedición con el CONAFE y el
Programa Cultural de las Fronteras.
En términos generales, puede decirse que el resultado de las
investigaciones del CIESAS, del Colegio de la Frontera Norte y del CONAFE,
fue la presentación de un panorama de creciente pluralidad religiosa, donde
la influencia extranjera es cuantitativamente poco relevante aunque se desconoce
su relevancia cualitativa, donde existe un proceso de cambio cultural en
las comunidades y hay niveles de conflicto social, pero la influencia del
factor religioso es mínima.
De acuerdo con Casillas, dos de esos estudios, el del Colegio
de la Frontera y el del CIESAS, estimularon la investigación académica y de
su seno surgió un porcentaje importante de los investigadores de la problemática
religiosa, y se enriqueció el panorama de las aproximaciones teóricas.
Con respecto a esas aproximaciones, es importante mencionar
la utilización de conceptos de autores clásicos como Gramsci, Weber, Durkheim,
Troeltsch Marx, y Bourdieu, a quienes
debe agregárseles otro grupo integrado por personalidades como Peter Berger,
Clifford Geertz, Christian Lalive d Epinay, Thomas Luckmann, H. Portelli,
Talcott Parsons, Peter Worsley y Bryan Wilson.
Para Rodolfo Casillas, la obra de estos autores fue retomada
para clasificar, ordenar y ubicar a las asociaciones religiosas ; evaluar
su efecto cultural ; establecer su función social o ideológica y, especificando
un entorno de crisis, aducir situaciones de anomia que favorecen la conversión
religiosa. Además, estos autores se convirtieron en las referencias bibliográficas
obligadas en los trabajos en la materia, aunque de acuerdo al mismo autor,
no hay garantía de que sus conceptos hayan sido realmente aplicados
[9].
El siguiente hecho relevante es la realización en 1990 de la
primera Conferencia Regional para América Latina convocada por la Sociedad
Internacional de la Sociología de las Religiones cuyo título fue Religión
y desarrollo en la América Latina.
Dicha conferencia, que se llevó a cabo en el mes de septiembre,
contó con la participación de autores como Jean Meyer, Jean Pierre Bastian,
Cristina Torales, Manuel Olimón, Enrique Luengo, Eduardo de la Peña y Roberto
Blancarte, y tuvo como uno de sus resultados la publicación en 1992, por parte
de la Universidad Iberoamericana, del libro Religiosidad y política
en México, coordinado por Carlos
Martínez Assad
(1992). Este libro es una importante
recopilación de artículos sobre la problemática religiosa. En él se incluyen
artículos de Otto Maduro, Rubén Dri, Roberto Blancarte, Manuel Ceballos Ramírez,
y Enrique Marroquín, quienes se encuentran entre los autores más destacados
en este ramo dentro del ámbito mexicano.
Un año después, en 1993, tiene lugar otro evento importante
en el desarrollo de los estudios sobre lo religioso. Se trata de la realización
del Coloquio " Cambios de identidad religiosa y social en México "
organizado por el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM en noviembre
de 1993, el cual dio lugar a la publicación del libro Identidades religiosas
y sociales en México, coordinado por Gilberto Giménez.
La importancia de este coloquio radica en el hecho de que en
él se abordaron, en términos teóricos y a la vez empíricos, el fenómeno de
expansión de nuevos movimientos religiosos de "tipo secta", el cual se contrastó
con los procesos de modernización y de secularización que existen en las grandes
aglomeraciones urbanas y en las zonas de mayor desarrollo tecnológico e industrial
(Giménez, 1996). La problemática de dicho coloquio exigió revisar el debate
sobre la relación entre modernidad y religión, por lo que se invitó a participar
a autores como Danièle Hervieu Léger y Jean Paul Willaime, quienes presentaron
conceptos poco conocidos para el contexto mexicano[10].
El año1994 y el estallido de la rebelión zapatista marcan un
retorno al centro de la vida política nacional del factor religioso al ser
considerarse que la Diócesis de San Cristobal de las Casas se encontraba en
el núcleo central de dicha revuelta. Este hecho provocó la multiplicación
de trabajos que abordaron la problemática chiapaneca, dentro de la cual, la
cuestión religiosa es insoslayable.
De retorno al ámbito editorial, otro esfuerzo digno de mencionarse,
es la publicación en 1996 del libro El pensamiento social de los católicos
mexicanos, coordinado por Roberto Blancarte (1996). En él son publicados
diez artículos que abordan, desde diferentes perspectivas, las ideas que sobre
lo social tienen actores del medio católico, provenientes tanto del medio
académico, del religioso o bien del empresarial.
A partir de 1997, debe destacarse la revista Religiones
y Sociedad publicada por la Subsecretaría de Asuntos Religiosos, de la
Secretaria de Gobernación. Esta publicación constituye en si misma un esfuerzo
por presentar una publicación donde aparezcan temas de actualidad en el dominio
de lo religioso. Asimismo, destaca el hecho de que está dirigida por dos de
los especialistas más reconocidos en el análisis de la cuestiones religiosas
en México, como son Roberto Blancarte y de Rodolfo Casillas y que en su Comité
Editorial, participan otros especialistas como Manuel Ceballos Ramírez, Renée
de la Torre, Patricia Fortuny y Víctor Gabriel Muro González[11].
También a partir de 1997, comienza a ser publicada la Revista
académica para el estudio de las religiones, editada por un grupo de académicos
reunidos en la asociación Publicaciones para el Estudio Científico de las
Religiones.
Esta revista ha editado hasta la fecha dos números, el primero
lleva por título La Luz del mundo: un análisis multidisciplinario de la
controversia religiosa que ha impactado a nuestro país y apareció en
1997, mientras que el segundo, se titula Chiapas: el factor religioso,
y su año de publicación es1998. Este segundo número fue el resultado de un simposio titulado
El mosaico religioso en Chiapas organizado por el Instituto Nacional
de Antropología e Historia, la Asociación Latinoamericana para el Estudio
de las Religiones y la Revista Académica para el Estudio de las Religiones
y de una convocatoria académica. En él, un conjunto de especialistas se dedicó
a analizar el factor religioso en la problemática chiapaneca.
En 1999, es publicado el libro Perspectivas del fenómeno
religioso cuyos compiladores son Roberto Blancarte y Roberto Casillas.
Este trabajo es una coedición de la Secretaria de Gobernación y de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y en él se presenta un panorama
general de las tendencias actuales en el análisis de lo religioso.
Ya en el nuevo milenio, la primera publicación relevante es
el libro Samuel Ruiz en San Cristóbal de la autoría de Jean Meyer (2000),
el cual fue elaborado por encargo de la Comisión Episcopal Mexicana. Este
trabajo cuenta con la particularidad de situar el trabajo pastoral de la Diócesis
de San Cristóbal de las Casas en el contexto general del desarrollo de las
corrientes católicas en México y constituye un esfuerzo, por parte de las
autoridades eclesiásticas, para comprender la situación chiapaneca a través
de un prisma académico.
Una segunda publicación de importancia del año 2000 es el libro Laicidad
y valores en un estado democrático. El cual es coordinado por Roberto
Blancarte y en él se discuten las características del proceso de secularización
y laicización mexicano.
Finalmente, como ejemplo concreto del renovado interés por lo religioso
en el contexto académico mexicano, tenemos la publicación en 2003 de una edición
especial de la revista Metapolítica el cual lleva por título En
el nombre de Dios. Política y Religión.
Este número especial cuenta con la participación de autores como Carlos
Monsivaís, Roberto Casillas, Carlos Martínez y Roberto Blancarte y su línea
editorial pone énfasis el análisis de la pluralidad religiosa.
A manera de conclusión
A partir de las dos últimas décadas del siglo pasado, el paradigma
de la secularización comenzó a ser cuestionado y la idea de un regreso de
lo religioso o bien de un reencantamiento del mundo comenzó a abrirse camino.
A ese respecto, Peter Berger (2001) subraya que uno los errores en las teorías
de la secularización es la convicción de que la modernización conduce ineluctablemente
a una pérdida de importancia de la religión. Para él, este paradigma debería
ser sustituido por el análisis de la interacción entre las fuerzas de la secularización
y las de una contrasecularización
Este mismo autor considera que en oposición a la idea de un
desencantamiento del mundo, la religión en lugar de desaparecer parece recobrar
una gran vitalidad, y que el proceso de secularización es una constante únicamente
en Europa o bien entre los integrantes de una subcultura internacional a la
que pertenecen las gentes que han recibido una educación superior de tipo
occidental, en particular en humanidades y ciencias sociales.
Las aseveraciones de Berger son aplicables a México, en primer
lugar, porque el concepto de secularización es uno de los dos ejes dominantes
en el desarrollo de los análisis sobre lo religioso, y en segundo lugar, porque
a semejanza del resto del mundo occidental un reducido, pero influyente, grupo
de investigadores pensó que la pérdida de la centralidad de lo religioso era
una constante ineluctable.
Asimismo, conviene subrayar la contribución de la sociología
religiosa, particularmente la católica, al desarrollo de las ciencias sociales
en México. Este hecho, contribuye a explicar el papel de la Iglesia Católica
como uno de los ejes articuladores de los estudios sobre lo religioso. Es
evidente que, a pesar de su riqueza, esta característica ha ocultado la diversidad
y la pluralidad de las expresiones religiosas mexicanas. En la actualidad
el monopolio de lo sagrado que ostentaba institución romana se ha perdido
y asistimos a una multiplicación de la oferta religiosa, donde las denominaciones
cristianas protestantes, las sectas, los grupos no cristianos o paracristianos
y los nuevos movimientos religiosos crecen en forma espectacular.
Esta misma multiplicación de la oferta religiosa ha favorecido
a su vez una explosión cuantitativa de los estudios sobre lo religioso que
no tienen en la Iglesia Católica su protagonista principal
En ese sentido, conviene apuntar que este trabajo al ocuparse
principalmente de los estudios que analizan la institución romana, ha dejado
de lado, voluntariamente, la presentación de los trabajos que atestiguan la
pluralidad religiosa. En mi opinión, esta laguna debe ser colmada y su análisis
amerita un futuro trabajo de investigación.
Notas
[1] Al hablar
de secularización institucional, retomo los planteamientos de Jean Paul Willaime
(1995), quien se cuestiona la pertinencia del término laicización y plantea
una distinción entre los aspectos institucionales y los culturales de la secularización.
[2] Autores como Enrique Krauze
(1998).
[3] En el contexto de la América
Latina, entre esas tentativas, debe destacarse la obra de Michael Löwy, The
War of Gods, London-New York, Verso, 1998 ; las de Daniel Levine,
Religion and Political Conflict in Latin America, University of North
Carolina Press, 1986 y Churches and Politics in Latin America, Beverly
Hills, Sage,1990 ; las de Otto Maduro, " Avertissements épistémologico-politiques
pour une sociologie latino-américaine des religions " in Social Compass,
XXVI, 1979/2-3, 179-194. ; " The Desacralisation of Marxism within
Latin American Liberation Theology " in Social Compass, 35/2-3,
1988/2-3 ; " Algunas implicaciones teóricas de la Teología de la
Liberación en América Latina para la sociología de las religiones " in
Carlos Martínez Assad (comp.) Religiosidad y política
en México, México,
Cuadernos
de Cultura y Religión, núm 2, Universidad Iberoamericana,
1992.
[4] En el panorama académico mexicano sólo existen dos trabajos de tesis
que aborden la cuestión religiosa. Se trata de los trabajos Iglesia católica y espacio político de Liliana López Levi, y la
Iglesia Católica como factor de la organización popular de Armando García
Chiang. Para llevar a cabo esta afirmación me baso en la revisión de los ficheros
de tesis de las Universidades Nacional Autónoma de México, Autónoma del Estado
de México, y de Guadalajara las cuales representan las instituciones más reconocidas
en lo que se refiere a la enseñanza de la geografía
[5] En el contexto francés esta
situación no es tan crítica. Prueba de ello es la publicación del número 588
de la revista Annales de Géographie, el cual lleva por título Géographie
et Religions y sobre todo la realización en 2002 del Festival Internacional
de Geografía en Saint-Dié des Vosges donde el tema central fue precisamente
Geografía y Religiones.
[6] Más adelante este centro cambiaría
su nombre por el de Centro de Investigación y Documentación Cristiana (CIDOC).
[7] El Instituto Lingüístico de
Verano fue una institución financiada, aparentemente por iglesias evangélicas
estadounidenses que tenía como uno de sus objetivos principales, la traducción
de la Biblia a distintas lenguas indígenas. Esta institución fue acusada de
ser instrumento de penetración del gobierno norteamericano en el medio rural
mexicano y a finales de la década de los setenta fue expulsada del país, a
pesar de que nunca se comprobaron las acusaciones en su contra.
[8] De los escritos publicados
por sacerdotes, Rodolfo Casillas destaca El protestantismo en México,
hechos, interrogantes y retos, México, Apóstoles de la palabra, s/f ;
" Los nuevos grupos religiosos ; fenómeno mexicano ", México,
Ponencia presentada en la Asamblea Plenaria sobre las sectas en México, 13-15
de abril, México, mimeo., y "Retos del sectarismo. Complementaridad", in Boletín
informativo del movimiento "Fe e Iglesia" Año 5, Núm. 17, México., escritos
por Flaviano Amatulli Vicente; "La iglesia electrónica" Cd. Victoria, s/f,
Arzobispo de Xalapa, Sergio Obeso Rivera.
Por otro lado, entre los trabajos de académicos,
el mismo autor destaca, Un evangelio según la clase dominante, México,
UNAM, 1982, de Erwin Rodríguez; "El protestantismo en Yucatán. Estructura
y función del culto en la sociedad religiosa estudiada" Revista Yucatán :
Historia y Economía, Año 5, núm. 25, Mérida, junio de 1981 ; " Inserción
y difusión del sectarismo religioso en el campo yucateco " " Revista
Yucatán : Historia y Economía, Año 6, núm. 33, Mérida, octubre de
1982, de la autoría de Patricia Fortuny ; " Enfrentamiento del individuo
y del grupo con el fenómeno religioso y los resultados de ese enfrentamiento "
" Revista Yucatán : Historia y Economía, Año 5, núm. 28, Mérida,
nov-dic. de 1981, de Carlos Romero P., y "Cambios en los patrones ideológicos
en relación con la penetración protestante en X-can, Yucatán" " Revista
Yucatán: Historia y Economía, Año 5, núm. 28, Mérida, nov-dic. de 1981,
de Rosendo Solís M.
[9] Para Rodolfo Casillas, de
la obra de Gramsci se utilizan en particular, las nociones de hegemonía, dominación,
historia, conciencia y cultura, de Weber, se privilegian los conceptos contenidos
en La ética protestante y el espíritu del capitalismo y algunos pasajes
de Historia y sociedad, de la obra Marx de Durkheim.
[10] A mi parecer, está fue la
primera vez que estos dos autores fueron traducidos en México. Si bien sus
trabajos ya eran conocidos por una parte de los especialistas en el tema que
habían estudiado en Francia, lo cierto que fue hasta esta fecha que el público
no francófono tuvo acceso a ellos.
[11] Hasta la fecha en los catálogos
de las bibliotecas especializadas pueden encontrarse cinco números :
no.1, octubre-diciembre 1997; no.2, enero-marzo 1998; no.3, mayo-agosto; no.4,
septiembre-diciembre 1998; no. 5 enero-abril 1999
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